Callejeando Dubrovnik, y encontrándonos con el turismo masivo.
Lo cierto es que conocía esta ciudad y sabía lo turística que era y es. Aún así, no nos importó pues sabíamos que nos apetecía pasar un día callejeando por Dubrovnik y Gus nunca había estado por lo que era visita obligatoria. Pese al turismo masivo, sigue siendo una pasada de ciudad. Y oye, esta vez me fijé en que los souvenirs estaban colocados de manera original, jaja.
Madrugamos para callejear con la menor gente posible e hicimos estas fotos a estas míticas lamparitas de esta emblemática calle que baja al centro, a la calle más famosa llamada Stradun.
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Contratamos un free tour también pues Dubrovnik esconde un gran patrimonio histórico y cultural gracias al paso de los bizantinos, venecianos y turcos. Aunque lo cierto es que fue pésimo el guía turístico.
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La Puerta de Pile es la entrada principal a esta mini ciudad medieval, se construyó en 1537 y es el punto más próximo a la ciudad vieja. Tras ella te espera el casco histórico de Dubrovnik.
Pero lo que con más cariño recordamos fue una larga siesta que nos echamos en este acantilado hasta ver el atardecer.
Esta ciudad fue lo último que visitamos en Croacia tras recorrer el 90% del país, justo antes de pasar a conocer Montenegro.
Desde aquí ya puedes divisar las murallas de la ciudad que ocupan toda la estética dominante y tienen casi 2 kilómetros de longitud. Tras siglos de historia se conservan en muy buen estado. Es algo admirable.
Fuimos también a visitar varios escenarios de la mítica serie de Juego de Tronos que nos hicieron recordar a la perfección momentazos de la serie como "El paseo de la vergüenza".
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